jueves, 16 de febrero de 2012

VICTIMOLOGIA




El asesinado no es irresponsable de su asesinato. Y el robado no es
inculpable de haber sido robado. El justo no es inocente de los actos del
malvado. Y el puro no está limpio de los actos del felón. Es más, el
delincuente es a menudo la víctima del injuriado. Y el condenado es, con
frecuencia quien carga la cadena del inocente inmaculado. No podéis separar
al justo del injusto y al bueno del malvado”.
                                      Gibràn Jalil Gibràn


LA VÍCTIMA EN LA CRIMINOLOGÍA TRADICIONAL

En el siglo XIX la filosofía positivista de Augusto Compte y Herbert Spencer revolucionó la ciencia. Para el positivismo los fenómenos perceptibles por el hombre también obedecían a las leyes inmutables de la naturaleza. De acuerdo con tales principios, el positivismo impuso que lo subjetivo y apriorístico - que caracterizó a la ciencia medieval– fuera sustituido por la observación de los hechos y la experimentación

         El sesgo positivista adoptado por la ciencia en general, abrió el camino para que el psiquiatra y forense italiano, César Lombroso se atreviera a observar y experimentar con delincuentes vivos y muertos, fundando la Antropología criminal y con ella, sin proponérselo, la Criminología.

         A Lombroso pronto se le unió Enrico Ferri el sociólogo, luego Rafael Garófalo. Los tres fueron los apóstoles de la escuela positiva del derecho penal, mortal enemiga de la tradicional a la que con cierto desdén Enrico Ferri bautizó de clásica.
         Cuando apareció la Antropología criminal –nombre con el que se conoció en sus inicios a la Criminología– resultó claro a pesar del horror de los juristas que el nuevo enfoque no estudiaría al delito como un concepto jurídico, impersonal, vacío, sino como un fenómeno humano. Por eso, la Criminología nació como «una disciplina que estudiaba la cuestión criminal desde el punto de vista bio-psico-social» es decir, ligando al delito a causas de carácterpatológico y social.

         Y ahí precisamente, radicó uno de los principales equívocos de la Criminología: analizar únicamente la criminalidad de los pobres, error comprensible por cuanto las investigaciones se centraban en los delincuentes encarcelados, que en su inmensa mayoría provenían de las clases bajas.

         Esta falsa premisa condujo al error de creer que las clases social y económicamente elevadas no delinquían y a otro yerro mayor que todavía subsiste: que se podía suprimir la delincuencia, encerrando o exterminando a los criminales.

         Entonces empezó a hablarse de resocialización y defensa social y desde aquella época se pretende vanamente reincorporar al sistema al “díscolo” o “rebelde” procedente de los estratos marginados talvez por desconocer que la sociedad engendra el delito que luego irónicamente reprime

         Algunos decenios después, Edwin Sutherland demostró irrefutablemente que los delincuentes provienen de todas las capas sociales, que los ricos también delinquen. Desde aquel momento -salvo la Criminología tradicional- el problema delincuencial dejó de ser una cuestión de causas y pasó a convertirse en un fenómeno estructural.

         Alcanzada esta verdad inconcusa, carece de sentido hablar de resocialización del penado cuando se sabe que es la sociedad –salvo excepcionales casos- la que produce la delincuencia y consecuentemente la que debe rectificar.


POSIBLES CAUSAS DEL OLVIDO DE LA VICTIMA

         Las verdaderas razones para este secular olvido de las víctimas encuéntrase en la postura de la Criminología tradicional de creer que el crimen es fruto de la exclusiva voluntad del hombre y que por ende la sociedad y el estado ninguna responsabilidad tienen en la génesis del crimen y consecuentemente nada deben a la víctima.

ORIGEN DE LA VICTIMOLOGIA

         En los tiempos del derecho penal bárbaro las acciones criminales se castigaban mediante la venganza privada. La víctima o sus parientes desempeñaban el papel de verdugos. Más, la desproporción entre el crimen y la reacción, forzó la aparición de la Ley de Talión, que hoy calificamos de salvaje y primitiva, pero que en los tiempos en que surgió, fue considerada un encomiable esfuerzo por frenar la desmesurada respuesta de las víctimas.

         En determinado momento del pretérito, principalmente en el primitivo derecho germánico, con la venganza privada coexistió la “composición” en dinero o bienes cuyo monto o selección se negociaban entre agredido y agresor, o sus familiares.

         Más, cuando la sumisión de los señores feudales a la monarquía permitió el establecimiento del Estado absoluto, éste absorbió el ejercicio del ius puniendi; como resultado las víctimas fueron despojados del derecho a ejercer justicia por su propia mano y se operó lo que Zaffaroni denomina “La confiscación de la victima”.


         El paso de la venganza privada a la venganza pública significó el fin del protagonismo de la víctima y el inicio de su milenario olvido. Incluso instituciones como la legítima defensa fueron minuciosamente reglamentadas; la defensa justa acepta que la víctima se defienda hasta causar la muerte del agresor, pero le impone límites que rebasados, le acarrean responsabilidades  penales y económicas.



                                         
         El secular ostracismo de la víctima terminó recién en el siglo XX, específicamente en la década de los años cuarenta. Hasta entonces, el interés de la ciencia y la justicia se concentraba en el delincuente. El castigo del
         hecho y la resocialización de éste absorbieron integramente los esfuerzos y preocupaciones del Estado. Como bien dice un autor, si las leyes penales
         garantizan el derecho del acusado al debido proceso «La víctima inocente del delito sólo inspira en el mejor de los casos, compasión: a menudo desconfianza, recelo, sospechas...»

Es generalmente aceptado que la Victimología nació como respuesta al Holocausto. No fue mera coincidencia que Mendelshon fuera judío, y Von Hentig, un alemán perseguido por los nazis. No vamos a involucrarnos en la estéril polémica de si fue Mendelshon o von Hentig el padre de la Victimología; sin embargo podemos anotar que en 1940, Mendelshon publicó en la revista Giustizia Penale un estudio sobre las víctimas de la violación. Y en 1948 dio a la luz su “Victimología: Nuevos Horizontes Bio-psico-social.”


         Es más, en 1947 –un año antes de que apareciera la célebre obra de Von Hentig “El Criminal y su Víctima”– Mendelson ya había hablado de Victimología. Fue el 29 de Marzo de 1947 en el Hospital Coltzea de Bucarest
         (Rumanía) ante un auditorio compuesto principalmente por siquiatras, sicoanalistas y forenses. Aquella fue la primera vez que el mundo escuchó el término: “Victimología” acuñado precisamente por el maestro israelí.


La Victimología (derivado del inglés Victimology) es una disciplina cuyo origen se sitúa a mediados del siglo pasado, concretamente en el trabajo de Von Henting “The criminal and his victim” en 1948, en el que trataba de poner de relieve la figura de la víctima, habitualmente olvidada por la criminología tradicional. Surge por tanto como una rama de la criminología y dedicada al estudio del otro elemento integrante de la “pareja criminal”, la víctima.

         Con posterioridad, en su evolución, la victimología terminó ocupándose también de las consecuencias de las agresiones que un ser humano sufre a manos de otro, y así, en las últimas décadas ha desarrollado un mayor interés por las consecuencias persistentes del trauma en la víctima y, sobre todo, por la mayor importancia relativa de las repercusiones psíquicas sobre las secuelas puramente físicas.

DEFINICION DE VICTIMOLOGA


         Para Tamarit, la Victimología puede definirse hoy como la ciencia multidisciplinar que se ocupa del conocimiento de los procesos de victimación y desvictimación, es decir del estudio del modo en que una persona deviene víctima, de las diversas dimensiones de la victimación (primaria, secundaria y terciaria) y de las estrategias de prevención y reducción de la misma, así como del conjunto de respuestas sociales, jurídicas y asistenciales tendientes a la reparación y reintegración social de la víctima.
         Y, también más inclinada hacia una definición amplia, el Instituto de Victimología define a la víctima como “toda persona afectada por un acontecimiento traumático, sea éste de la naturaleza u origen que sea. Asimismo, es víctima aquella que sufre las consecuencias de una agresión aguda o crónica, intencionada o no, física o psicológica, por parte de otro ser humano”.


Victimización


         La victimización es el proceso por el que una persona sufre las consecuencias de un hecho traumático. En el estudio del proceso de victimación hay que considerar dos dimensiones: los factores que intervienen en la precipitación del hecho delictivo o (en la versión extendida del concepto de víctima) traumatizante, y, por otra parte, los factores que determinan el impacto de tal hecho sobre la víctima. En este sentido se establece la distinción entre víctimas de riesgo (aquella persona que tiene más probabilidad de ser víctima) y víctima vulnerable (aquella que, cuando ha sufrido una agresión, queda más afectada por lo ocurrido en función de una situación de precariedad material, personal, emocional, etc).

         La literatura victimológica clásica se centró en la primera dimensión, y de ahí su interés en el desarrollo de las tipologías victimales, hoy objeto de un cierto descrédito. Con posterioridad, la victimología se ha orientado a un concepto de victimación que lo entiende como experiencias individual, subjetiva y relativa culturalmente.


         El carácter complejo del proceso de victimación explica que sea habitual distinguir entre victimación primaria, secundaria y terciaria. El término victimización secundaria fue acuñado por Khüne para referirse a todas las agresiones psíquicas (no deliberadas pero efectivas) que la víctima recibe en su relación con los profesionales de los servicios sanitarios, policiales, o de la judicatura (interrogatorios, reconstrucción de los hechos, asistencia a juicios, identificaciones de acusados, lentitud y demora de los procesos, etc), así como los efectos del tratamiento informativo del suceso por parte de los medios de comunicación. Este hecho resulta especialmente destacable en el caso de las víctimas de violaciones o agresiones sexuales, así como en modalidades de victimización objeto de una amplia cobertura mediática, como la violencia de género.

La victimización terciaria es el conjunto de costes de la penalización sobre quien la soporta personalmente o sobre terceros, y la literatura existente documenta los efectos sobre los internos en centros penitenciarios, sobre los hijos de personas encarceladas, o sobre los efectos de las órdenes de alejamiento en casos de violencia de pareja, bien sobre los ofensores, como sobre las víctimas o su descendencia


QUE ES DESVICTIMAZION

         La desvictimación, también fenómeno complejo en el que intervienen diversos factores y actores sociales, consiste en el proceso de reparación, entendida no sólo como indemnización de perjuicios, sino como reconocimiento social, asistencia y reintegración social. Como tal, trata de conjurar riesgos como la estigmatización de la víctima, la instalación crónica en la victimación, así como la construcción de una “sociedad de víctimas”. Los actores implicados en primera fila son, principalmente, el sistema de justicia penal, las fuerzas de seguridad, los servicios sociales y los profesionales sanitarios y de la salud mental. Y como la victimazación tiene una proyección social innegable en nuestros días, también intervienen en el proceso los responsables políticos, los medios de comunicación, las instituciones de apoyo a las víctimas,las asociaciones de víctimas y familiares.



Factores asociados al desarrollo de alteraciones postraumáticas


Tres factores están involucrados el proceso de victimación y se asocian con desarrollo de secuelas en la víctima: el grado y la magnitud del trauma, las características del individuo que lo ha experimentado y los factores relacionados con el contexto. Para muchos autores, es el primero, la naturaleza e intensidad del acontecimiento traumático la determinante más significativa de la patología posterior al estrés, sobre todo en el caso de aquellos eventos que suponen una amenaza inmediata para la vida del sujeto, aquellos que tienen un comienzo súbito e inesperado, toman al individuo por sorpresa y sin preparación para afrontarlos, se presentan en forma de violencia ejercida sobre el sujeto y conllevan pérdidas de algún tipo (incluidas las pérdidas materiales.

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