INTRODUCCIÓN
Desde la eclosión industrial a finales del siglo
XIX se vienen empleando múltiples sustancias químicas con diversos fines. Todas
estas sustancias, en mayor o menor medida, tienen una potencial capacidad
lesiva sobre los organismos vivos y, por consiguiente, sobre el hombre. Sólo
durante el siglo XX se han llegado a utilizar 70 diferentes productos químicos
como arma en diferentes guerras. Durante la Primera Guerra Mundial fueron
desarrollados el gas cloro y el fosgeno, siendo utilizados por Alemania y
Francia ,produciendo múltiples bajas. Las mostazas fueron utilizadas también
durante la Primera Guerra Mundial y en posteriores guerras más recientes, como
en la guerra entre Egipto y Yemen en la década de los 602, durante la guerra
entre la extinta URSS y Afganistán2 o el conflicto entre Irán e Irak en los
años 803. Irak también empleó mostazas contra el pueblo kurdo en los años 80,
produciendo un elevado número de muertos entre la población civil. Durante la
Segunda Guerra Mundial se desarrollaron los llamados gases nerviosos, aunque no
llegaron a ser utilizados. Estados Unidos utilizó las mostazas y un defoliante
llamado “agente naranja” durante la guerra de VietnamPero los productos químicos no sólo se han utilizado como armas de destrucción masiva durante las guerras, sino que en los últimos años vienen siendo utilizadas en acciones terroristas, como la explosión de una bomba en Nueva York en 1993, que se encontraba cargada de cianuro5. Afortunadamente la propia deflagración inactivó el cianuro. Más reciente en el tiempo encontramos los ataques sufridos en diferentes ciudades japonesas, como el ataque con gas sarín en el metro de Tokio en 1995, donde se puso a prueba la capacidad de reacción de los servicios de emergencias ante una catástrofe de semejante magnitud. Actualmente y tras
los atentados del 11 de septiembre de 2001 en la ciudad de Nueva York, ha
crecido de forma notable la preocupación y el temor a nivel mundial sobre la
posibilidad de sufrir ataques terroristas con armas de destrucción masiva, ya
sean biológicas, atómicas o, como en el caso que nos ocupa, químicas.
No obstante, la población civil no sólo está expuesta a sufrir agresiones químicas durante conflictos bélicos o a raíz de ataques terroristas, sino que se encuentra expuesta de forma continua a numerosos productos químicos utilizados en diferentes industrias, o que son transportados de un lado a otro, o que, simplemente, se guardan en los domicilios. Así, cabe recordar que durante el siglo XX se han producido numerosas intoxicaciones en masa debidas a accidentes industriales, como, por ejemplo, el escape de gas cloro producido en una industria en Rumanía en 1939 que causó 68 muertos o el accidente en 1984 en una planta química de Bhopal (India), donde un escape de metil isocianato produjo una nube tóxica, con el resultado de 200.000 afectados y alrededor de 5.000 muertos. Además, hoy en día existen numerosos lugares, sobre todo en Estados Unidos, donde están almacenadas armas químicas de destrucción masiva, como agentes nerviosos (tabún, sarín, agente VX) o agentes vesicantes (mostazas, lewisita), muchos de ellos con mucha antigüedad y continuamente se están transportando por carretera o ferrocarril importantes cantidades de productos tipo fosgeno, gas cloro o cianuro. Es decir, que nos encontramos constantemente expuestos a un probable daño producido por productos químicos durante su transporte o manipulación, bien a nivel industrial o doméstico. Pero, además, hoy día parece que también lo estamos ante una hipotética agresión deliberada con productos químicos, muchas veces de naturaleza desconocida. En la tabla 1 se enumeran los diferentes productos con capacidad de ser utilizados como armas químicas.
No obstante, la población civil no sólo está expuesta a sufrir agresiones químicas durante conflictos bélicos o a raíz de ataques terroristas, sino que se encuentra expuesta de forma continua a numerosos productos químicos utilizados en diferentes industrias, o que son transportados de un lado a otro, o que, simplemente, se guardan en los domicilios. Así, cabe recordar que durante el siglo XX se han producido numerosas intoxicaciones en masa debidas a accidentes industriales, como, por ejemplo, el escape de gas cloro producido en una industria en Rumanía en 1939 que causó 68 muertos o el accidente en 1984 en una planta química de Bhopal (India), donde un escape de metil isocianato produjo una nube tóxica, con el resultado de 200.000 afectados y alrededor de 5.000 muertos. Además, hoy en día existen numerosos lugares, sobre todo en Estados Unidos, donde están almacenadas armas químicas de destrucción masiva, como agentes nerviosos (tabún, sarín, agente VX) o agentes vesicantes (mostazas, lewisita), muchos de ellos con mucha antigüedad y continuamente se están transportando por carretera o ferrocarril importantes cantidades de productos tipo fosgeno, gas cloro o cianuro. Es decir, que nos encontramos constantemente expuestos a un probable daño producido por productos químicos durante su transporte o manipulación, bien a nivel industrial o doméstico. Pero, además, hoy día parece que también lo estamos ante una hipotética agresión deliberada con productos químicos, muchas veces de naturaleza desconocida. En la tabla 1 se enumeran los diferentes productos con capacidad de ser utilizados como armas químicas.
AGENTES
QUIMICOS
un agente químico es un compuesto químico que
tiene efectos nocivos sobre la salud humana. Hay un número de diferentes
tipos de agentes químicos, y una serie de usos de estos compuestos, desde el
control de multitudes a la guerra química.
FISIOPATOLOGÍA
DE LA AGRESIÓN QUÍMICA
Dentro de los productos químicos
distinguimos dos grandes grupos, los ácidos y los álcalis o bases. Tanto unos
como otros van a provocar sobre la piel lesiones de diversa índole, similares a
las quemaduras térmicas, ya que los productos químicos reaccionan con los
tejidos cutáneos provocando la liberación de calor. Además, la lesión progresará
hasta que no neutralicemos o retiremos de la piel el agente causal.
Volatilidad
La volatilidad es la tendencia que tiene una sustancia química a evaporarse o a formar gas. Así, cuanto más volátil sea un producto su capacidad de agresión por vía indagatoria será mayor. Por ejemplo, el fosgeno y el cianuro son muy volátiles, menos volátiles el sarín, el tabún y el somán y muy poco volátiles el agente VX y las mostazas
Persistencia
La persistencia es la capacidad de un producto químico para permanecer en el lugar donde se ha arrojado o vertido. Esta característica tiene una relación inversa a la volatilidad5. Cuanto más persistente es un producto mayor tiempo podrá estar en contacto con la piel. Los agentes químicos militares tienden a ser persistentes para así aumentar su capacidad lesiva. Son muy persistentes las mostazas2, así como el agente VX14, poco persistente el sarín y muy poco el cianuro.
Toxicidad
La toxicidad es la capacidad que tiene un producto químico de producir daño en el organismo. El cianuro es uno de los químicos más tóxicos, al igual que el agente VX1,2. Frente a ellos, otros químicos son menos tóxicos, pero más incapacitantes, como las mostazas, que tienen una alta morbilidad con una baja mortalidad3.
Latencia
La latencia se relaciona con el tiempo transcurrido entre la exposición al químico y la aparición de los primeros síntomas. Las mostazas tienen una latencia prolongada, entre 6-8 horas de media, con un rango de 2-48 horas. Por el contrario, el cianuro y los agentes nerviosos tienen un tiempo de latencia corto.
LESIONES POR ÁCIDOS INORGÁNICOS
Casi todos los ácidos producen necrosis
por coagulación, con escara dura, que tiende a limitar la penetración en
profundidad. La coloración de la escara es un dato que ayuda a identificar el
producto corrosivo. El ácido clorhídrico produce una escara gris violácea, la
escara del ácido fluorhídrico es blanca y el ácido sulfúrico da lugar a una
escara inicial blanquecina que vira al violáceo y finalmente pasa al negro.
QUEMADURA POR ÁCIDO FLURHÍDRICO
Por sus características corrosivas
únicas es necesario describirlo en forma especial; es un ácido inorgánico
débil, altamente indisociable, altamente soluble en lípidos, incoloro en
solución acuosa.
El ácido fluorhídrico es, probablemente,
el agente más corrosivo que existe.
SUSTANCIAS INORGÁNICAS
el ácido sulfúrico o el cloruro sódico. De estos compuestos trata la química orgánica.
Tabla 1.
Quemaduras por químicos
AGENTES CAUSALES
ÁCIDOS INORGÁNICOS
ácido clorhídrico- ácido selénico
ácido yodhídrico- ácido carbónico
ácido sulfúrico -ácido perclórico
ácido sulfónico- ácido nítrico
ácido fluorhídrico- ácido fosfórico
SUSTANCIAS INORGÁNICAS
cloruro de aluminio, fósforo cloruro de
zinc, aleación sodio, plomo magnesio y litio peróxido de hidrógeno,
permanganato de potasio cloruro de titanio ioduros
ÁCIDOS ORGÁNICOS
ácido acético, ácido fórmico ácido
clorobenzoico ,ácido tioglicólico
ÁLCALIS
soda cáustica, hidróxido de calcio
cemento, óxido de calcio bromuros y derivados, hidróxido de potasio
OTROS
fenol hidrocarburos aromáticos, bencina
kerosene asfalto lubricantes, tinturas de telas, teñido de cueros, producción
de combustibles de alto octanaje, producción de anilinas y manufactura de
semiconductores.
Otros tipos de lesiones por ácidos
LESIONES POR ÁCIDO CRÓMICO
El ácido crómico es ampliamente
utilizado en la industria de electro refinación, producción de aleaciones y de
tinturas. De sus tres formas iónicas, la forma hexavalente es la más peligrosa
por su gran capacidad de atravesar la membrana celular, actuando como agente
oxidante y produciendo coagulación celular.
Tiene un efecto anestésico local, que
determina una quemadura de gran profundidad antes de producir dolor.
Rápidamente se absorbe y alcanza el
torrente sanguíneo alcanzando el máximo nivel circulante a las cinco horas de
la lesión cutánea. En otros órganos produce daño renal, hepático, pulmonar,
esplénico y de los glóbulos rojos.
Quemaduras con fenol
La
quemadura por fenol siempre se asocia a intoxicación sistémica y sobre un 50%
de los casos reportados de quemaduras por fenol tienen un desenlace fatal. El
fenol produce insuficiencia renal aguda, razón por la cual es necesario forzar
la diuresis y establecer un
programa de hemodiálisis de urgencia
ante evidencias iníciales de falla renal.
Sin perjuicio de la irrigación profusa
inicial, el único tratamiento local efectivo para neutralizar el fenol es el
lavado repetido de la superficie comprometida con polietilenglicol.
LESIONES POR HIDRÓXIDO DE SODIO (SODA CÁUSTICA O SOSA CÁUSTICA)
El hidróxido de sodio es un severo irritante
de los ojos, las mucosas y la piel. La exposición en forma de polvo irrita el
tracto respiratorio y puede causar úlceras de la mucosa nasal
Productos químicos letales
Los productos químicos letales
conocidos por haber sido convertidos en agentes para la guerra
química, y también los TIC, se pueden
dividir en dos grupos: (i) irritantes titulares, y (ii) venenos
sistémicos. El primer grupo contiene
los gases asfixiantes (irritantes pulmonares o asfixiantes) y
los gases que producen ampollas (vesicantes)
y el segundo, los gases nerviosos y sanguíneos.
QUEMADURAS POR FÓSFORO
El fósforo es insoluble en agua, se
inflama espontáneamente y puede explosionar si se mezcla con sustancias
comburentes (oxígeno). El dolor de esta quemadura es extremo.
El fósforo blanco se utiliza en muchos tipos
de munición militar y en productos industriales y agrícolas
QUEMADURAS POR CLORURO DE TITANIO
Por su particular tratamiento, estas
lesiones requieren ser descritas por separado. El agente causante de la lesión
es el tetra cloruro de titanio que es un componente intermedio en la producción
de dióxido de titanio.
QUEMADURAS POR LITIO Y DERIVADO
El litio es un elemento metálico
alcalino, blanco plateado, químicamente reactivo, y el más ligero en peso de
todos los metales.
Químicamente, el litio se asemeja al
sodio en su comportamiento. Se obtiene por la electrólisis de una mezcla de
cloruro de litio y potasio fundidos.
TRATAMIENTO INICIAL DE LAS QUEMADURAS POR QUÍMICOS
El manejo y tratamiento debe iniciarse en el sitio del accidente y,
potencialmente puede completarse ahí mismo.
Protección del
personal
Para manipular a toda persona contaminada con agentes corrosivos es
necesario evitar el contacto de las personas que realizan el rescate y el
tratamiento, con los productos que originaron el accidente.
Información
Se debe alertar al público en el área inmediata al accidente, por el riesgo
de derrame de material corrosivo, evitar respirar los vapores del eventual
derrame y confinar el derrame del tóxico al menor área posible para
recolectarlo en contenedores y disponerlo como basura química.
Ropa del accidentado
Se
debe quitar toda la ropa contaminada con los productos químicos
para evitar la prolongación
del contacto y evitar la producción de un daño tisular mayor.
Lavado continuo
Iniciar la eliminación del corrosivo de la superficie de la piel mediante
el lavado con agua corriente lo más pronto, luego del accidente.
Ampollas
Debe drenarse y desbridarse las flictenas con el objeto de remover todos
los restos de material corrosivo que
quede al interior de las ampollas y entre los detritus de tejidos
As avaliações ambientais dos agentes químicos inseridas nos programas previstos pela legislação brasileira de Segurança e Saúde no Trabalho (SST) – principalmente o Programa de Prevenção de Riscos Ambientais (PPRA) – e nos laudos técnicos periciais têm sido questionadas com frequência por profissionais que atuam nas áreas de SST, auditores fiscais do trabalho, profissionais da vigilância da saúde e trabalhadores quanto à confiabilidade de seus resultados e das conclusões deles advindas. PDF – Guia Técnico sobre Estratégia de Amostragem e Interpretação de Resultados de Avaliações Quantitativas de Agentes Químicos em Ambientes de Trabalho – FUNDACENTRO
ResponderEliminarUma das questões mais frequentemente levantadas é qual a quantidade de medições de concentração necessária para se chegar a um diagnóstico confiável, seja referente às exposições de trabalhadores ou à contaminação de locais de trabalho.